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¿Qué es orar con el corazón?


Padre Slavko: Deseo guiaros hacia la oración con el corazón


La Virgen María sabe que esto es una cosa que se debe aprender y quiere ayudarnos a hacerlo. María nos propone dos cosas para hacer oración con el corazón: dar espacio a la oración y oración personal. Nadie puede rezar con el corazón si no se decide firmemente por la oración.


Cuántas veces en Medjugorje he oído preguntar qué significa rezar con el corazón y cómo se hace. ¿Cómo se tiene que rezar para que sea realmente una oración con el corazón?

Todo el mundo puede rezar con el corazón porque rezar con el corazón significa rezar con amor. Rezar con amor no significa rezar bien, haber memorizado bien la mayoría de las oraciones. Significa en cambio empezar a rezar cuando nos lo pide María y del modo que lo hemos hecho desde el principio de las apariciones.


Así pues si uno dice “no sé rezar, pero si tú me pides hacerlo, empezaré a hacerlo, empezaré como sé hacerlo” es entonces que empieza la oración con el corazón. Si en cambio pensáramos que debemos empezar a rezar solo cuando supiéramos de verdad rezar con el corazón, entonces no rezaríamos nunca. La oración es una lengua. Imaginen que pasaría si decidiéramos solo hablar una lengua solo cuando la supiéramos de verdad. En cierta manera nunca estamos a nivel suficiente de hablar de manera perfecta una lengua. Cuando alguien empieza a aprender una lengua extranjera, empieza con palabras simples, practicando, repitiendo muchas veces, cometiendo errores y finalmente aprendiendo de verdad esa lengua. Se debe tener coraje y ánimo para empezar de cualquier modo y así con la oración diaria y constante se acaba rezando con el corazón.

Esta es la condición de que María nos habla en el resto del mensaje; María dice: solo así entenderán que su vida está vacía sin oración.


A menudo cuando tenemos el corazón vacío buscamos cosas que llenen ese vacío. Y a menudo es aquí donde empieza el camino de las personas.

Cuando el corazón está vacío muchos empiezan a recurrir a cosas malas. El vacío del alma nos lleva al alcohol y a las drogas. El vacío del corazón es lo que genera el comportamiento violento, los sentimientos negativos y los malos hábitos.

En cambio si el corazón recibe el testimonio de la conversión de otro, entonces se da cuenta de que ha sido el vacío del alma que lo ha empujado al pecado. Por eso es muy importante que oremos y que en ella descubramos la plenitud de la vida y esta plenitud nos da fuerza para liberarnos del pecado, de las malas  actitudes y de empezar una vida que valga la pena de ser vivida.


Luego María subraya…

Ustedes descubrirán el sentido de su vida cuando descubran a Dios en la oración. Dios es fuente de vida, de amor, de paz y de alegría. Dios es luz y es nuestra vida. Si estamos cercanos a Dios, nuestra vida tendrá un descubrimiento y este independientemente de cómo estemos en ese momento, sanos o enfermos, ricos o pobres, permanecerá porque domina cualquier situación en la vida. Y esto solo se puede encontrar en Dios y en las gracias que obtenemos,


Incluso si cometemos un pecado aunque este sea grave, también la gracia es grande. Si nos alejamos de Dios, vivimos en las tinieblas y en las tinieblas todo pierde color, cualquier cosa es igual a otra, apagada, todas las cosas se vuelven irreconocibles y así no se encuentra jamás el camino. Por eso es fundamental estar al lado de Dios.

Finalmente María nos implora…


Por eso hijos míos abran la puerta de su corazón y entenderán la oración y la alegría sin la cual no pueden vivir.


Nos viene a llamar: cómo podemos abrir el corazón a Dios y qué es lo que lo hace cerrar, está bien que nos demos cuenta de todo esto que sucede, el bien y el mal, el abrirse o cerrarse a  Dios. Cuando las cosas van bien existe el riesgo a alejarse de Dios y de los demás, es decir a cerrar nuestro corazón a Dios y a los otros.


Lo mismo pasa cuando se sufre porque entonces se nos cierra y culpamos a Dios y a los otros de nuestros sufrimientos y nos rebelamos contra Dios y  los otros ya sea por odio, dolor o depresión. Todo esto nos hace perder el sentido de la vida porque en general cuando las cosas van bien, nos olvidamos fácilmente de Dios y cuando las cosas van mal se le empieza a buscar de nuevo.


Cuántas personas han empezado a rezar solo cuando un dolor ha llamado a la puerta de su corazón. Entonces debemos preguntarnos por qué esperamos que un dolor golpee nuestro corazón para decidirnos a abrirlo a Dios. Pero justo en este momento de decidirnos y creer que al final todo es para bien, no es justo pensar que la voluntad de Dios es que suframos, porque si eso se lo decimos a otro, ¿qué pensará este  de nuestro Dios? ¿Qué imagen se formará de Dios si piensa que Él solo busca nuestro sufrimiento?

Cuando sufrimos, cuando las cosas van mal no debemos decir que es la voluntad de Dios sino que es voluntad de Dios que nosotros a través del sufrimiento podamos crecer en su amor, en su paz y en su fe. Para entenderlo mejor, pensemos en un niño que sufre y que dice a sus amigos que son sus padres quienes desean su sufrimiento. ¿Qué pensarían sus amigos de sus padres? Nada bueno. Y es justo en el silencio de nuestro corazón que analizamos nuestro comportamiento y buscamos qué es lo ha cerrado las puertas a Dios o qué es lo que ha ayudado a abrir la alegría de la que habla María, una alegría evangélica, la alegría de que también habla Jesús en los Evangelios.


Es una alegría que no excluye el dolor, los problemas, las dificultades, las persecuciones, porque es una alegría que trasciende todo  y lleva a la revelación de la vida eterna al lado de Dios, en el amor y la alegría eterna.


A veces alguien dice: La oración no cambia el mundo, pero cambia la persona, que a su vez cambia el mundo.


Queridos amigos los invito en nombre de María, aquí en Medjugorje, a decidirse por la oración, a decidirse por acercarse a Dios y a buscar en Él el descubrimiento de su vida. Nuestro encuentro con Dios cambiará nuestra vida y entonces estaremos en situación de mejorar gradualmente la relación con nuestra familia, con la Iglesia y con todo el mundo Con esta recomendación os invito a rezar.


“¡Queridos hijos! También hoy los invito a todos a la oración. Ustedes saben, queridos hijos, que Dios les concede gracias especiales en la oración. Por tanto, busquen y oren para que puedan comprender todo lo que Yo les ofrezco aquí. Yo los invito, queridos hijos, a la oración con el corazón; ustedes saben que sin la oración, no podrán comprender todo lo que Dios planea para cada uno de ustedes. Por eso, oren. Yo deseo que a través de cada uno de ustedes se realice el plan de Dios, que crezca todo lo que Dios ha sembrado en sus corazones. Por tanto, oren para que la bendición de Dios los proteja a cada uno de ustedes del mal que los amenaza. Yo los bendigo, queridos hijos. Gracias por haber respondido a mi llamado! ”







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